viernes, 25 de enero de 2013

miércoles, 1 de agosto de 2007

EL SILENCIO EN EL PAPEL

Muchas veces el ser humano busca una manera de exiliarse de todas las cosas que lo rodean, generalmente usa métodos que mas le placen para desvanecer ese ego que a veces nos arrastra como caballos incoherentes por el susto de una ráfaga o para nutrir mas ese sentimiento que se alberga en el tabernáculo del alma, que es el corazón, yo por ejemplo para librarme del tedio y de aquellos fantasmas que me asedian atormentando la membrana que habita en la cabeza, plasmo poesía o cuentos que no se si algún día se publicaran, aunque prefiero guardarlos para mi como emblema de esas cosas que me fastidian o que me dan fuerza, dejarlos guardados como recuerdos efímeros que se han desvanecido en el desconocido destino del tiempo. A continuación publico un cuento que fue inspirado por mi abuelo, saludos a ese preciado viejo que heredó su sangre para que existiera. Espero que les guste.



ANTONIO, Y EL VIAJE EN EL BARCO DE PAPEL
La ciudad de tic-tac, donde el tiempo se esfuma al compás de la sonrisa. Antonio un niño de está ciudad, pasaba todo el día soñando en viajar por el mundo y el universo. En la noche, encerrado en su habitación armó una nave que lo llevaría a un viaje, construyo un barco de papel, se monto en el barco y zarpo en un viaje que solo el tiempo sabrá si regresará. Paso por pueblos, bosques, lagos y conociendo gente del mundo entero. Pero Antonio quería mas, alisto su nave y se dirigió camino al universo. Surcando estrellas, esquivando cometas, cruzando satélites, rozando planetas, guiado por la curiosidad, aterrizo en un planeta donde todo era fantástico, un mundo inimaginable. Todo era del color del arco iris, y en el aire un olor a chocolates, dulces y otras confiterías, caminó Antonio con temor a un lugar desconocido, pronto se topo con sus habitantes, personajes extraños bañados en caramelo, observo todo, y se dio cuenta que todo estaba construido de pasteles, chocolates y dulces de toda clase. Antonio empezó el festín, satisfecho, se despidió de sus amigos, arranco la partida de regreso a casa. En el viaje de retorno y por un descuido, más por una distracción, se topo con la luna, la luna lo acurruco en su regazo y Antonio mientras miraba su mundo sonriente, felicitándolo, por su gran travesía, se quedo dormido. Se sumergió en su conciencia y desato los nudos del alma para seguir soñando en un futuro inexistente.